Capitana de la Saane

Otros datos:

La Saane, Álvaro de Bazán y la batalla de Muros de 1543

La capitana de La Saane era un barco de guerra francés perteneciente a la flota de Alabardes dirigida por el general De Saane. Se denomina “capitana” al barco en donde reside el mando de la flota, donde se encuentra el comandante. Su carga estaba compuesta por pertrechos bélicos y, posiblemente el botín que la flota había conseguido en los puertos que había atacado.
En aquellos días, el general francés Jean de Clamorgan, Señor de La Saane, negociaba con los vecinos de la villa de Muros un elevado rescate bajo la amenaza de saquear la localidad como lo había hecho en Laxe, Fisterra y Corcubión. Clamorgan, considerado el mejor marino francés de la época, exigía 12.000 ducados presionando con sus navíos presentes en la bahía de Muros, mostrando un comportamiento más propio de la piratería que de un soldado.
En medio de las negociaciones, el 25 de julio, el Día del Apóstol Santiago, llegó a la ría la flota española que dirigía Álvaro de Bazán, el viejo. La armada estaba compuesta por solo 16 navíos. Enervado ante las intenciones de Jean de Clamorgan, Álvaro de Bazán arengó a sus soldados con una célebre frase: “¡Señores!, ¡España no puede perder una batalla en tan señalado día! Sin refuerzos y en inferioridad numérica, ¡nos batiremos y ganaremos!”
Bazán abordó con la proa de su barco a la capitana de los franceses. Tras el abordaje, la capitana enemiga se fue a pique y el barco de Álvaro de Bazán sufrió importantes daños y la pérdida de 100 hombres. Tras dos horas de batalla se rindieron 23 navíos franceses y tan solo uno logró escapar, aunque maltrecho, con el palo mayor partido en dos tras ser alcanzado por un disparo de cañón. En la contienda más de tres mil franceses fueron tomados como prisioneros, mientras que en la flota española se contaron 300 bajas y medio millar de heridos.

El brazo de San Guillermo

Álvaro de Bazán lamentó que con el hundimiento de la capitana francesa, también se iba al fondo del mar la mayor parte del botín que los franceses habían obtenido en los saqueos de Laxe, Fisterra y Corcubión, Seguramente, entre los tesoros se encontraba la venerada reliquia del brazo de San Guillermo de Fisterra en su relicario de plata, así que Álvaro de Bazán ya no podría ganarse el favor del santo devolviéndolo a la iglesia de Santa María.
La Batalla de Muros de 1543 pasó a la historia por ser la primera batalla moderna del Atlántico. En ella también estuvo presente el hijo de Don Álvaro, Álvaro de Bazán, a quien se le conocerá más adelante como el Marqués de Santa Cruz y que pronto se convertiría en el mejor almirante de la Armada Española de todos los tiempos.
Por su parte, Jean de Clamorgan, señor de La Saane, se retiró para siempre a sus posesiones, donde escribió un libro sobre la caza del lobo, un fin que podría calificarse como ridículo para el que fuera el mejor marino de la flota francesa.
Hoy en día la capitana de Jean de Clamorgan sigue en el fondo del mar y, presumiblemente, con el brazo de San Guillermo en su interior, en su relicario de plata.
Se desconoce su situación y su estado.

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